lunes, 21 de abril de 2008

Los Laberintos: camino a la dimensión espiritual

Los laberintos son mandalas que desde la antigüedad fueron usados para la creación de un espacio sagrado, un espacio donde los mundos visible e invisible se entrecruzan, donde lo finito se embebe de lo infinito.

Existen en casi todas las culturas y en distintos períodos de tiempo. Para los indios Hopi de Norteamérica es símbolo de la Madre Tierra.

Hay también laberintos en el norte de Europa, en India, en Perú y muchos otros países.


El "Laberinto de Creta" es de una sola vía que conduce siempre hacia el centro, sin riesgo de perderse. Arqueólogos europeos encontraron este símbolo en monedas del siglo 500 AC en la isla de Creta .





El otro, diseñado sobre la base del modelo del de la Catedral de Chartres, es un circuito de once vueltas. En la Edad Media era recorrido por los devotos como metáfora del peregrinaje a la Sagrada Jerusalén o a los reinos espirituales de la Ciudad Celestial.




El Laberinto es una herramienta universal de meditación y oración; su imagen es símbolo de Totalidad y Unidad. Caminar o danzar el Laberinto representa metafóricamente la travesía por el sendero de la propia vida o hacia el propio Ser.

Los laberintos o cualquier otro mandala desplegado en la tierra son -como un vórtice abierto- un espacio en donde la dimensión espiritual penetra en la dimensión física. Al ponernos en resonancia con la energía del mandala, nuestra mente y cuerpo son capaces de aprender directamente de la dimensión del Espíritu.

Esta energía es información y nuestra alma, trascendiendo la mente lineal, puede tener la experiencia directa de ella.

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